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Oftalmología pediátrica

En la Clínica Nivaria, comprendemos profundamente la importancia de la detección temprana y el tratamiento adecuado de las afecciones oculares en los niños. Sabemos que los problemas visuales durante la infancia no solo pueden impactar el rendimiento escolar, sino que también pueden afectar el desarrollo social y motor del niño. Por eso, nuestra clínica está equipada con especialistas en oftalmología pediátrica, que utilizan enfoques adaptados a las necesidades únicas de los más jóvenes.

Nuestro equipo de profesionales está altamente capacitado para diagnosticar y manejar una amplia gama de condiciones oculares pediátricas, desde errores de refracción comunes como miopía, hipermetropía y astigmatismo, hasta condiciones más complejas como estrabismo, ambliopía (ojo perezoso), y enfermedades congénitas de la retina. Utilizando tecnología de punta y técnicas que minimizan el estrés para los niños, Clínica Nivaria se esfuerza por proporcionar un entorno acogedor y seguro para nuestros pequeños pacientes y sus familias, asegurando que cada visita sea tan cómoda y efectiva como sea posible.

¿A qué edad debe un niño tener su primera revisión ocular?

Se recomienda que todos los niños tengan su primera evaluación ocular completa a los 6 meses de edad. Esto permite detectar precozmente cualquier problema que pueda afectar el desarrollo visual. Luego, se deben realizar revisiones a los 3 años y antes de comenzar la escuela, y de forma regular conforme lo indique el oftalmólogo.

Durante un examen ocular pediátrico, se pueden identificar condiciones como miopía, hipermetropía, astigmatismo, estrabismo, y ambliopía (ojo perezoso). También se revisa la salud general del ojo para descartar enfermedades más raras pero serias.

Los signos de alerta incluyen frotarse los ojos frecuentemente, entrecerrar los ojos, quejas de dolores de cabeza, bajo rendimiento escolar, o desinterés por actividades que requieren visión de cerca. Si observa alguno de estos síntomas en su hijo, es aconsejable programar una consulta.

Utilizamos varias técnicas y herramientas especializadas para examinar la visión de niños que aún no saben leer, como tarjetas con imágenes o luces y lentes especiales para evaluar cómo enfocan los ojos sin necesidad de respuestas verbales

Los tratamientos varían dependiendo del problema específico y pueden incluir el uso de gafas, parches oculares, gotas para los ojos, o terapias visuales. En casos más severos, como ciertos tipos de estrabismo, puede ser necesaria la intervención quirúrgica.

Sí, las lentes de contacto pueden ser una opción segura para muchos niños, especialmente para aquellos involucrados en deportes. Sin embargo, es crucial que se sigan estrictamente las pautas de higiene y manejo para evitar infecciones.

Para ayudar a su hijo a adaptarse a usar gafas, elija monturas que le gusten y asegúrese de que sean cómodas. Refuerce positivamente el uso de las gafas explicando cómo ayudan a ver mejor. La consistencia es clave para acostumbrarse a su uso diario.

El estrabismo es una alineación incorrecta de los ojos, donde uno o ambos ojos pueden desviarse en diferentes direcciones. El tratamiento puede incluir gafas, ejercicios oculares, uso de parche, o cirugía, dependiendo de la severidad y el tipo de estrabismo.

Definitivamente, problemas visuales no corregidos como la visión borrosa pueden afectar significativamente el rendimiento escolar de un niño. Una visión clara es crucial para la lectura, la escritura, y otras actividades educativas.

La cirugía puede ser necesaria para condiciones como cataratas congénitas, glaucoma pediátrico, o ciertos tipos de estrabismo que no responden a otros tratamientos. La decisión de operar depende de la condición específica y siempre se toma considerando la salud general del niño y el potencial de mejorar su visión y calidad de vida.

Los defectos refractivos (miopía, hipermetropía y astigmatismo) pueden aparecer desde edades muy tempranas. Tanto la detección, como el diagnóstico como el tratamiento a tiempo son vitales para evitar futuros problemas. Cuando estas enfermedades oculares no se tratan de forma adecuada, el cerebro escoge la visión del ojo con menor defecto refractivo y anula o deja de utilizar el otro.

Los defectos refractivos pueden ser difíciles de diagnosticar en niños, es por lo que en el siguiente punto les dejamos una serie de consejos que pueden ayudar a detectarlos.

  • Se acerca mucho a la televisión o a los libros.
  • Deja de prestar atención con facilidad (lectura, juegos, explicaciones de clase).
  • No le gusta leer, se salta palabras, incluso líneas o lee en silencio.
  • Tiene costumbre de vocalizar cuando lee en silencio y de seguir la lectura con el dedo.
  • Tiene una mala percepción visual, por ejemplo, confunde la “a” con la “e”, la “u” y la “n”.
  • Entorna los ojos para mirar o fijarse en detalles lejanos.
  • Presenta dolores de cabeza frecuentes o inexplicados.
  • Parece que tiene la mirada perdida al hablar con alguien o presenta movimientos pendulares de la vista.
  • Adopta posiciones de tortícolis (cuello torcido) cuando lee o hace los deberes, que a la larga pueden manifestarse como dolores de cuello o espalda.
  • Padece befaritis u orzuelos de repetición.
  • Se frota los ojos con frecuencia.
  • Guiña un ojo al salir el sol.

 

No obstante, el diagnóstico le corresponde al Oftalmólogo, así que si detecta algunos de estos síntomas pida su cita en la CLÍNICA NIVARIA para su correcta valoración.

Al nacer (pediatría/ oftalmología):

Descartar anomalías congénitas: Glaucoma congénito, catarata congénita, malformaciones, tumores, estrabismo congénito, ptosis congénita.

A los 3-4 años (pediatría):

  • Agudeza visual (descartar ojo vago).
  • Motilidad ocular (estrabismo).

 

A los 6 años:

  • Primera exploración ocular completa.
  • Agudeza visual (ojo vago).
  • Motilidad ocular (estrabismo).
  • Graduación con gotas.
  • Fondo de ojo.

 

De los 6 en adelante:

  • Revisión bianual.

El estrabismo es una desviación de los ojos debido a deficiencias en los músculos oculares. Es muy frecuente su aparición en la infancia, sobre todo en desde el nacimiento. La desviación puede ser ESOTROPIA (hacia adentro), EXOTROPIA (hacia fuera) o HIPER/ HIPOTROPIA (hacia arriba o hacia abajo).

La detección a edades tempranas es fundamental para su correcto tratamiento. Si el estrabismo no es tratado antes de los 7 años de edad, el ojo con desviación no podrá recibir en el lugar correcto de su retina la imagen. Esto generará una disminución visual irreversible, llamada ambliopía estrábica, junto con la pérdida de la visión binocular normal.

El tratamiento del estrabismo varía dependiendo del motivo que lo genere. Una de las causas más frecuentes es el desequilibrio de fuerzas de los músculos oculares. En este caso el tratamiento es quirúrgico; si además se padece una alteración óptica, se utilizarán gafas correctoras también. Si el estrabismo sólo es debido a alteraciones ópticas, su tratamiento será el uso permanente de gafas para corregir la alineación adecuada.

También es importante evitar la ambliopía, u “ojo vago”, utilizando un parche en el ojo sano para que el otro desarrolle una mejor visión.

Es de vital importancia acudir al Oftalmólogo tan pronto se detecte algún indicio de estrabismo, para poder descartar que las causas puedan tener relación con tumores o lesiones en la retina, además de comenzar el tratamiento lo antes posible.

El “ojo vago” o ambliopía consiste en la baja visión de uno o ambos ojos por la falta de uso en el periodo de desarrollo visual del niño, que suele ser antes de los 7 años. Esto puede estar motivado principalmente porque el niño padece estrabismo o porque existe gran diferencia de graduación entre ambos ojos.

Síntomas que pueden ayudar a identificar esta afección son por ejemplo que el niño desvíe un ojo frecuentemente, que no identifique de forma adecuada a familiares en largas distancias, que se acerque mucho los objetos a la cara, que presente una mancha blanca en la pupila o que sea excesivamente sensible a la luz.

Su tratamiento consiste por una parte en corregir la causa que provoca esta ambliopía y por otra en estimular el “ojo vago”: el “sano” descansa y el “vago” debe realizar todo el trabajo visual. Hay varias formas para penalizar el ojo sano, pero la oclusión de éste con un parche es de las más utilizadas. No obstante, es el oftalmólogo el que debe decidir sobre el tratamiento más adecuado dependiendo de cada caso. Su detección precoz es muy importante para evitar consecuencias mayores como la pérdida total de la visión.